lunes, 27 de febrero de 2017

Tendencias y Oportunidades para el Sector Agroalimentario

Alberto Jiménez Merino
Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


En el año 2050 la población mundial alcanzará los 10 mil millones de habitantes y el cambio climático afectará todos los aspectos de la producción de alimentos. 

Actulamente, para eliminar el hambre, hacen falta grandes transformaciones en los sistemas agrícolas, las economías rurales y en la gestión de recursos naturales, señala el reporte “El futuro de la Alimentación y la Agricultura; tendencias y desafíos”, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) en este año. 

Los desafíos mundiales de acuerdo con la FAO son: mejorar la productividad agrícola de forma sostenible para atender una demanda creciente de la población; garantizar una base sostenible de recursos naturales; abordar el cambio climático y la intensificación de los recursos naturales; prevenir las plagas y las enfermedades transfronterizas; erradicar la pobreza extrema, la desigualdad, el hambre y todas las formas de malnutrición. 

También forman parte de los desafíos, mejorar las oportunidades de ingreso en zonas rurales y atender de raíz las causas de la migración; potenciar la resiliencia ante crisis prolongadas, desastres y conflictos; transformar los sistemas alimentarios para que sean más eficientes e inclusivos y, lograr un sistema de gobierno nacional e internacional coherente y efectivo. 

Los retos, anteriormente señalados, enfrentan problemáticas propias en cada país. En México, por ejemplo, los temas agroalimentarios y ambientales se caracteriza por que quienes se ocupan de ellos, cuentan con baja escolaridad y, en muchos casos, son adultos mayores, lo cual es una característica común de la población campesina. 

De igual forma, existen parcelas pequeñas con poco riego y mayormente dependientes de las lluvias; baja calidad genética de cultivos, ganado, especies acuícolas y forestales; hay trabajo individual por lo que los niveles organización son bajos y, como una implicación de ello, todos hacen de todo; existen también altos niveles de erosión del suelo y pérdida de la capacidad productiva de las tierra, a tal grado que si no se abona, no hay cosecha.

Asimismo, hay deforestación y menor capacidad productiva de las tierras de pastoreo; insuficientes servicios de capacitación y asesoría técnica, pública y privada; falta infraestructura de acopio y procesamiento para conformar volúmenes mínimos con primeros procesos para acceder a mercados; y, todo esto, genera baja productividad y reducidos ingresos de los productores. 

En este contexto y en ocasión de mi participación con el Gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, en el Foro “Campo Productivo y Sustentable” organizado por la Secretaria de Fomento Agropecuario de ese estado (a quienes agradezco su invitación y reconozco su disposición para apoyar a los campesinos del estado en donde yo estudié parte de la primaria y la secundaria), me permito compartir algunas ideas de política pública para mejorar la sustentabilidad y productividad del campo en México. 

En primer lugar, se requiere fortalecer la planta productiva nacional en todo momento para evitar vaivenes e inconvenientes por cambios en políticas de otros países. Para ello, se necesita apoyar con servicios técnicos, capacitación y asesoría, a nivel regional, para fortalecer el autoconsumo así como los principales productos existentes e integrar cadenas productivas. 

También, se necesita de una mayor capacitación práctica con centros demostrativos, días demostrativos y giras de intercambio tecnológico-comercial; identificación, desarrollo de talentos y formación de líderes, a través de la promoción de estancias temporales de estudiantes que cursen el último semestre, a nivel técnico o licenciatura, en empresas e instituciones de municipios, estados o países líderes. 

Otros puntos a resaltar son el apoyo real a los pequeños productores para mejorar la productividad a través de centrales de servicios que resuelvan las necesidades de la producción, autoconsumo y comercialización; el desarrollo de infraestructura certificada de acopio y transformación para acceder a mercado; el fomento de la agricultura familiar, por contrato, la orgánica y la de conservación; la mecanización agropecuaria mediante centrales comunitarias y regionales de servicios; el financiamiento productivo; los seguros de protección para las cosechas; así como los centros de mejoramiento genético para mayor productividad agrícola, ganadera, forestal y acuícola.

Finalmente, el apoyo a la conservación del suelo y el agua; la construcción y desazolve de represas; la tecnificación del riego y agricultura protegida; el goteo y acolchado; la reforestación aérea de espacios inaccesibles; el injerto de especies forestales; la rehabilitación de huertas; la tecnificación de la fruticultura; y, el rescate de especies y fomento acuícola. 

Todo esto en su conjunto, con el único fin de mejorar la calidad de vida, tanto económica como social, para todos los mexicanos.

lunes, 20 de febrero de 2017

Vámonos con el que Gane, Principio Político 2018

Alberto Jiménez Merino
Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


El niño tenía solo 11 años, y cada vez que le quedaba tiempo libre se iba a pescar en el muelle de la cabaña que su familia tenía en uno de los lagos de New Hampshire. El día anterior al inicio de la temporada de pesca del Black Bass (un pez de la familia salmoides y también conocida como lobina), él y su padre se encontraban pescando al caer la tarde cuando de pronto, la caña se arqueó, supo entonces que al otro extremo había enganchado algo enorme. Con admiración, su padre lo observaba comportarse como un veterano de las pesca. 

El niño sacó al pez, ¡era el más grande que hubiera visto! Y era un Bass. Su padre miró el reloj y eran apenas las 22:00 horas, faltaban dos horas para que comenzara la temporada. Miró al pez y luego al niño. “Vas a tener que dejarlo ir hijo”, -sentenció. “Pero, papá…”, -se quejó el muchacho. “Ya vendrán otros….”, -le consoló. “No tan grandes como este…” -volvió a quejarse el niño. El muchacho pasó la mirada por el lago. No había pescador ni bote alguno. De nuevo, miró a su padre. 

Aunque nadie los había visto, ni nadie podría adivinar en que momento hizo su captura, por la firmeza de la voz paterna el niño supo que la decisión no era negociable. Con desgano, sacó el anzuelo del enorme pez y lo bajó a las negras aguas. 

Hoy el niño es un exitoso arquitecto de Nueva York. Nunca más volvió a pescar un pez tan magnífico como el que capturó aquella noche, 35 años atrás. Pero lo vuelve a ver una y otra vez siempre que se le presenta una cuestión de ética, pues como le enseñó su padre, la ética es algo tan simple como decidir qué está bien y que está mal. Lo único difícil es ponerla en práctica. 

La integridad es el común denominador que sustenta todos los demás principios de la grandeza humana. 

Lo escrito anteriormente fue tomado de “La mejor pesca de mi vida”, de James P. Lenfesty, y publicado en el libro Grandeza para cada día, elaborado por Stephen R. Covey, y viene al punto porque en estos días he visto como de cara a las elecciones presidenciales del 2018 muchos se están enlistando con quien consideran que puede ganarlas y en ese impulso, lograr ganar las estatales de Puebla. 

Eso no tendría nada, nada de malo, si no conociéramos que el pensamiento y actuar de esos actores identificados ha estado por muchos años con una militancia y ahora, de un día para otro, los vemos defendiendo con pasión, otras camisetas. Y, si algo ha dañado a la sociedad, como dijo Gandhi, es la política sin principios. 

El mayor mensaje parece ser, y por cierto no es nuevo, no importan ni el trabajo, ni trayectorias, ni principios, solo hay que estar con el bueno. No importa si sabes para que quieres el poder, lo importante es tenerlo al costo que sea, por los medios y fines que sean. 

No soy quien para juzgan las decisiones de nadie, no soy tampoco el iluminado que da luz a los demás, no soy el guía de las grandes masas. Lo que si soy es un militante priista desde hace mucho, plenamente identificado con los principios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en relación con las causas sociales que, por cierto, reconozco que varias veces se han olvidado y con ello lastimado a la población en sus necesidades más sentidas. 

Son errores y desaciertos propios de las circunstancias mundiales, de atrevimientos que no se habían tenido como es el caso de las reformas que nuestro país ya demandaba. Y creo que la corrupción es reprobable en todos los sentidos de la vida. 

No creo en la pureza de los partidos. En todos hay muy buenos, buenos, regulares y peores integrantes. Ninguno de los partidos ha estado exento de la corrupción. Y en casi todas las opciones políticas, las necesidades sociales están en segundo término. Si en verdad nos interesan los problemas sociales hay que trabajar desde adentro y promover la unidad de todos los mexicanos, y poblanos, sin distingo de partidos. La base de todo liderazgo es el trabajo. 

Mis oportunidades profesionales y políticas me las ha dado el PRI, partido en el que me he desarrollado, gane o pierda, y allí estaré como he estado siempre. 

Aunque las circunstancias están en contra y el camino se ve cuesta arriba, sé que en el 2018 va a ganar el PRI. 

También sé que hay que dignificar la política y poner a la gente en el centro de su actuar. 
Nunca hay que olvidar que la política es unión y progreso para los pueblos. 

lunes, 13 de febrero de 2017

Experiencias Chilenas en la Fruticultura Poblana

Alberto Jiménez Merino
Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


La mitad del nuevo conocimiento de un productor, lo obtiene platicando con otro que ya lo está aplicando. El intercambio de experiencias con acciones demostrativas, es uno de los mecanismos más efectivos de aprendizaje entre las personas aunque requiere de un alto grado de colaboración y confianza. 

Recuerdo los centros demostrativos que administraban los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura en el Banco de México FIRA. A través de un convenio entre FIRA y la Universidad Autónoma Chapingo para realizar investigación sobre producción de semillas forrajeras tropicales, tuve la oportunidad de conocer y trabajar en el centro Demostrativo y de Capacitación Campesina Ajuchitlán cerca de Ciudad Altamirano, Guerrero. 

Allí se capacitaba a productores sobre establecimiento de praderas, producción de forrajes para el ganado y producción de semillas de estas especies. Es una iniciativa que recuerdo y recomiendo, aunque lamentablemente tenga muy poco apoyo dentro de los presupuestos públicos. 

Solo se aprende lo que se hace. Y los centros demostrativos a nivel comunitario, municipal y regional pueden tener un gran impacto para promover la transferencia tecnológica y la innovación en el sector agroalimentario. 

Con esta lógica de conocer experiencias de quienes saben, de quienes están más avanzados, realizamos en el 2007 un visita a la República de Chile para conocer sobre fruticultura. Cerca de Santiago vistamos campos de Aguacate, Cereza y Nogal de Castilla. 

Apoyados por la Fundación Chile y el Instituto Nacional Chileno de Investigaciones Agrícolas INIA, tuve oportunidad de conocer varios adelantos. Entre Santiago y Valparaíso conocimos plantaciones de Vid cercados por barreras vivas de huizache a manera de seto, eliminando así el alambre de púas o la malla. 

Plantaciones de Nogal de Castilla con 200 árboles por hectárea, de poca altura y perfectamente podados con una producción entre 1 y 1.4 millones de nueces fue nuestro primer aprendizaje. Todavía muchos creen que los árboles se mueren si se podan. Pero es la poda la práctica de mayor impacto para renovar los árboles viejos o plagados, mejorar tanto la cantidad de frutos, la calidad y la sanidad que incrementan sustantivamente la productividad y, el precio de venta de la fruta. 

De esta visita surgió un convenio de colaboración entre el INIA y la Secretaria de Desarrollo Rural de Puebla. Su acción más importante fue traer expertos chilenos para capacitar y asesorar a los productores poblanos sobre el cultivo del nogal. 

La fruticultura poblana en muchos casos es una actividad secundaria y marginal de la agricultura. Con pocos árboles y de variedades desconocidas, localizados casi siempre en los linderos de los terrenos y de una gran altura que dificulta el manejo y la cosecha. 

No había antes de 2007 en Puebla huertas importantes de nogal de Castilla. Se trabajó principalmente en San Nicolás de los Ranchos, Calpan, Tlahuapan, Huejotzingo y Guadalupe Victoria. 

Entre las innovaciones promovidas con el apoyo de los expertos chilenos se cuentan el incremento del tamaño de planta a casi 150 cm cuando se utilizaba con menos de 50 cms. Se modificó la forma de planta al aumentar la cantidad de árboles por hectárea y el tamaño de la cepa para el trasplante que permitiera un buen enraizamiento. 

Pero la mayor innovación adoptada fue el injerto de los árboles con varetas de ramas en producción que acortó a dos años su fructificación cuando sin injertar tarda entre 7 y 8 años. Una nueva cultura se ha venido creando desde entonces y generando mejores ingresos. 

Todavía hace falta mucho por hacer pero al continuar trabajando con la gente hoy existe un nuevo lenguaje y una mejor visión de los fruticultores que permite un mejor trato a sus árboles y huertas. Hay mejores nueces para los chiles en nogada y ya existen 6 derivados de la nuez.

El apoyo de los expertos chilenos y la dedicación de los productores participantes ha sido fundamental para lograr estos avances. Es una pequeña muestra de trabajo cercano a la gente para atender sus principales necesidades. La fruticultura es una gran opción para atenuar la migración.

lunes, 6 de febrero de 2017

Reforestación Área por Semilla y Servicios Agrícolas con Drones

Alberto Jiménez Merino
Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


México pierde cerca de 600 mil hectáreas de bosques y áreas vegetadas anualmente y casi 540 millones de toneladas de suelo fértil debido a aprovechamientos excesivos y malas prácticas productivas. Además, más de 120 millones de hectáreas de pastizales tienen algún grado de erosión que limita la productividad ganadera y  aumenta gravemente la perdida de suelo y el agua.

En los últimos 60 años hemos perdido más de la mitad del agua disponible para cada mexicano, al pasar de 11 mil metros cúbicos a solo 4 mil 800; y la que aún nos queda disponible tiene ya algún nivel de contaminación en el 95 por ciento de los acuíferos por la falta de tratamiento.

La regeneración de bosques por semilla es la vía natural de reforestación de mayor efectividad. De la misma manera, la resiembra lo es para la rehabilitación de los pastizales y la renovación de los casi 10 millones de hectáreas de praderas que existen en México.

Reforestar por la vía tradicional, de vivero, ha tenido poco alcance y altos costos. La sobrevivencia de plantas en los programas de reforestación no ha pasado de 55 por ciento. En muchos lugares la reforestación solo ha servido para la foto. La atención a áreas de difícil acceso como las partes altas de los montes o las grandes extensiones de las zonas semiáridas ha sido nulo.

La siembra por semilla del piñón mexicano (Jatropha curcas) en la mixteca poblana, redujo en más de 70 por ciento los costos de obtención tradicional en vivero, y en más de 50 por ciento el tiempo de establecimiento de las plantas. Se sembró como maíz, cuando muchos lo hacen tradicionalmente por trasplante.

En la Sierra Nororiente de Puebla, plantas de cedro rojo y caoba nacidas de semilla directamente  en el terreno, tuvieron más de 40 por ciento de grosor de troncos a los 15 años, que las trasplantadas de vivero.

Por otro lado, las plagas y enfermedades de los cultivos consumen en promedio  un 30 por ciento de los rendimientos potenciales. El ataque de la roya del café en México, en los últimos años, ha sido notable. En Puebla, han aparecido nuevas enfermedades como el tizón norteño en el maíz y el pulgón amarillo en el sorgo causando importantes daños.

En 2007 el gusano soldado afectó más de 8 mil hectáreas de maíz en la región de Tehuacán, Tlacotepec de Benito Juárez y Tepanco de López; su control solo fue posible fumigando con 2 avionetas durante 3 días, lo cual manualmente hubiera sido imposible por la extensión y altura de las plantas.   

La fumigación de cultivos para combatir plagas y enfermedades aún se sigue haciendo manual y aunque hay avances en la mecanización, ésta  tiene baja cobertura.

La fertilización foliar se requiere con mayor intensidad ante la reducción de la fertilidad de los suelos y la necesidad de aumentar los rendimientos en los cultivos. Esta forma de nutrición, vía las hojas, está evaluada con un 95 por ciento de efectividad con relación a la fertilización al suelo. Hay cultivos que requieren aplicaciones cada 8 días o correcciones rápidas de corto plazo.

Asimismo, es necesario reforestar con semilla recubierta por materia orgánica, microminerales y abonos biológicos,  en forma aérea, para revertir el grave deterioro de siglos que aún con grandes esfuerzos realizados es imposible remontar. La  siembra aérea permite llegar a las partes más altas de los cerros, a menores costos y con mayor rapidez. Esta opción está cobrando importancia mundial en la siembra y se propone hacerlo utilizando DRONES.

El uso de estos DRONES también es empleado para fumigar contra plagas y enfermedades en forma aérea y hacerlas más uniformes, más superficie en menor tiempo y atender plantas de mayor altura como los árboles frutales. Cultivos como el café, el maíz, la caña de azúcar, los cítricos, la cebada, el sorgo y otros, hoy tienen esta posibilidad tecnológica.

Rehabilitar pastizales y sembrar grandes extensiones de praderas también es posible hacerlo con DRONES para beneficio de la productividad ganadera y la sustentabilidad ambiental.

Y una buena noticia es que, este servicio ya está disponible en Puebla. Un grupo de profesionistas y empresarios nos hemos conjuntado para ponerlo al servicio de los poblanos y de la región central de México.

Hoy, utilizar DRONES para reforestar por semilla, fumigar contra plagas y enfermedades de cultivos, hacer aplicaciones foliares de fertilizantes, resembrar pastizales y sembrar praderas está al alcance de los cultivadores del bosque y de los productores agropecuarios.