lunes, 29 de mayo de 2017

Innovaciones y Desarrollo Regional Agroalimentario de las Mixtecas

Alberto Jiménez Merino
                                              Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


Las Mixtecas conforman una región de 260 municipios correspondientes a los estados de Oaxaca, Guerrero, Morelos y Puebla, con una superficie de 40 mil km² en donde viven 2.5 millones de personas con bajos niveles de escolaridad y altos de analfabetismo. 

Las principales actividades económicas que aquí desarrollan son la agricultura, la ganadería y las artesanías. El 78 por ciento de la población realiza actividades agropecuarias de subsistencia y está considerada como una región marginada del país con bajo crecimiento económico. 

El 60 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) de esta zona, emigra por falta de fuentes de empleo, servicios y vivienda digna. La economía regional tiene alta dependencia de las remesas. Tan solo en Puebla, estas ascienden a más de 2 mil millones de dólares anuales. 

Asimismo, en este territorio la lluvia es reducida y hay poca disponibilidad de agua en el subsuelo. Existe también un alto índice de erosión del suelo (2.5 toneladas por hectárea al año), altos niveles de deforestación, pastoreo incontrolado e insuficientes infraestructuras y obras para conservar suelo y agua, y ya se puede observar una evidente contaminación de ríos y barrancas por aguas residuales. 

Existe también un bajo nivel de tecnificación en los procesos productivos, en donde se pueden ver con frecuencia rendimientos de 500 kilos de maíz por hectárea en temporal; ganado alimentado a libre pastoreo en los montes y fuerte sobrepesca de los ríos. Como consecuencia de estas situaciones, existen altos niveles de pobreza y marginación, así como también mucha migración hacia los Estados Unidos y fuerte desintegración familiar. 

Sembrar maíz, frijol, cacahuate, jamaica y ajonjolí durante la temporada de lluvias; y sandía, melón, tomate verde, calabacita y jitomate en espaldera en la poca superficie de riego existente, es lo tradicional. Los árboles frutales que llegan a reproducirse son escasos y de gran altura. Los pitayos de mayo y de agosto, se cultivan casi sin cuidados para recolectar algo de pitayas. Las vacas y cabras paseando por los cerros, sin atención adecuada son imágenes muy comunes en esta región. La pesca en los ríos y hacer artesanías de barro y palma, algunas de sus actividades. 

Lo anteriormente descrito es el cuadro predominante del campo en las mixtecas. 

En los últimos años, al menos desde 1991 se han venido promoviendo innovaciones para mejorar la productividad agroalimentaria. Para mejorar el abasto de agua para el ganado y la acuacultura, se impulsaron obras de captación y almacenamiento de la lluvia; para mejorar la alimentación del ganado se establecieron praderas de especies mejoradas de pastos; y, con apoyos para adquirir sementales, se buscó mejorar la calidad genética del ganado. Así llegó en el año 2000 la raza de chivos Boer para una mejor producción de carne en el sur del estado de Puebla. 

La innovación en la cosecha mecanizada de jamaica y su desarrollo agroindustrial es ya un gran avance, de igual forma que lo es el fomento al cultivo del mezcal, desde los viveros hasta la plantación y la tecnificación de las fábricas. La introducción de prácticas de manejo a las pitayas y pitahayas, ha permitido hoy mejores plantaciones. 

De igual forma, la tecnificación de la agricultura a través del uso de semilla mejorada, abonos orgánicos y biológicos, la siembra de precisión, la aplicación de los principios de la agricultura de conservación y el trasplante de cultivos como maíz, frijol, jamaica, quinoa, amaranto, chía, frijol chícharo y calabaza, así como el trasplante de sandía, tomate y melón y el uso de acolchados con riego por goteo, marcan un nuevo horizonte agrícola regional más promisorio. 

La diversificación productiva tiene un lugar muy especial en el mejoramiento productivo de la agricultura regional. La introducción de nopal tunero, higo, pimienta gorda, lavanda, romero y berenjena, abren nuevas posibilidades económicas. La cría de tilapia y bagre en estanques, son grandes opciones acuícolas para una región que solo ha vivido de la pesca desordenada. 

La tecnificación de la fruticultura tradicional rehabilitando las huertas a través de podas, control de plagas y fertilización; el establecimiento de huertas con especies de alto valor como el mamey, guanábana, limón persa, anona, zapote negro, mango manila y petacón; y la producción de hortalizas en malla sombra como el pimiento morrón, lechuga, chile mihuateco, chiltepín y chile jalapeño, son posibilidades reales. 

Con base en lo anterior debo reconocer una buena noticia y dos malas: 

Las malas son que todo esto requiere de una logística que aún hay que construir para promover entre los productores, varios de ellos, muy acostumbrados a lo tradicional y por ello incrédulos. La otra, es que en las políticas públicas no se ve interés por el desarrollo regional de las Mixtecas. 

Sin embargo, la buena es que ya lo estamos haciendo. En el centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas (CIAT), seguimos trabajando para hacer todo esto posible y al servicio de los Mixtecos.

lunes, 22 de mayo de 2017

Melquiades Morales Flores, Embajador de México en Costa Rica

Alberto Jiménez Merino
                                              Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas

“Voy a buscar la gubernatura de Puebla. Juéguesela conmigo, yo nunca llevaré a mis amigos al abismo. Y si no soy, buscaré que su trabajo lo aproveche el que quede como candidato” me dijo sin conocernos, un 18 de enero de 1998, el licenciado Melquiades Morales Flores, entonces Senador de la República.
En 1991 yo había iniciado en Tehuitzingo, el proyecto de siembra de praderas para mejorar la ganadería de la Mixteca Poblana con la introducción del pasto llanero. Después, en 1995, Manuel Bartlet Díaz, siendo Gobernador del Estado, impulsó el Programa regional de bordos, pastos y ganado a propuesta del que esto escribe. Dar agua, alimento y apoyo con ganado mejor y en ese orden,  fue la esencia del programa.
Praderas para mejorar la alimentación del ganado, retener el suelo, mejorar condiciones para el desarrollo de  la fauna silvestre, elevar la productividad y los ingresos de los ganaderos, era algo que no se había hecho en Puebla. Axutla, Tulcingo, Chiautla de Tapia, Teotlalco y Jolalpan, aún pueden dar cuenta de ello (en este año, retomaremos la producción de semilla, como lo hemos hecho ya en otros años).  
En sus recorridos por el sur del estado, el senador Morales Flores había conocido estas innovaciones, y esto me dio la oportunidad de conocerlo. En mayo de 1998 resultó candidato. “Haga un programa de agricultura familiar, huertos, granjas, para que la gente tenga que comer y desarrolle mejor sus actividades agropecuarias” - me pidió.
Su gobierno lo inició el 1 de febrero de 1999 y, con su apoyo, yo me incorporé al Gobierno de la República como Delegado de la Secretaría de la Reforma Agraria. Recuerdo que ya en junio de ese año estábamos entregando certificados agrarios en Libres cuando ocurrió el temblor, de casi 7 grados en la escala de Richter, que dañó muchas iglesias y edificios de la capital y otros municipios.
Posteriormente, en octubre, se presentaron las lluvias torrenciales en la Sierra Norte en donde se desbordaron los ríos. Hubo muchas afectaciones. A consecuencia de ello fue que en enero, como ya lo he comentado antes, conocí el bambú. Ese mismo año se instaló la primera barrera protectora  contra desbordamientos con esta planta en la Colonia Morelos, municipio de Tenampulco, a orillas del Rio Apulco.
Y fue en ese año, en el 2000, que a invitación del Gobernador Melquiades Morales Flores, en el mes de mayo, fui nombrado Secretario de Desarrollo Rural del Estado de Puebla. Aquí nacieron los proyectos de huertos y granjas familiares, de fomento al cultivo del bambú, se fortalecieron proyectos de represas para dar agua al ganado aprovechando la lluvia, así como el cultivo de la pitahaya. Se establecieron también los primeros bosques de cedro rojo y caoba en la Sierra Nororiente así como los de árboles de navidad en la historia de Puebla.
Dos años después, en 2002, el apoyo político de Melquiades Morales me llevó a ser Presidente de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en Puebla y en 2003, candidato a Diputado Federal por Acatlán en la LIX Legislatura. Ya siendo electo un día me llamó, para preguntarme quién debía ser el coordinador de los diputados poblanos. Propuse a 5 compañeros. Me dijo que lo analizaría y tomaría una decisión. Pero 8 días después me llamó para decirme que quería que yo fuera el coordinador: “No haga nada. Solo déjese querer” -señaló.
Melquiades Morales es un real producto de la cultura del esfuerzo. Un político que con grandes sacrificios pudo hacerse abogado y con un gran trabajo ha escalado las más altas responsabilidades. Siempre cercano a la gente mostrando un interés auténtico por sus necesidades y problemas. Un gobernante que siempre mostró rostro humano en su gobierno y calidez en su trato,  algo que se ha perdido en quienes han adoptado vallas metálicas.
Hace unos días el Senado de la República, a propuesta del Ejecutivo Federal, aprobó nombrarlo Embajador de México en Costa Rica, un país con el  que se han tenido relaciones extraordinarias además de una enorme riqueza natural y una convivencia pacífica como pocos países.  Un convenio firmado en 1991 entre la Escuela Centroamericana de Ganadería y la Universidad Autónoma Chapingo permitió  a 7 costarricenses hacer carrera de ingeniero agrónomo en esta última.
Con este motivo y a iniciativa de Luis Bank, Presidente Municipal de Puebla nos reunimos la mayoría de quienes estuvimos formando parte del Gobierno 1999-2005 para despedir a nuestro amigo.

Por ello, agradezco muy sinceramente al Embajador Melquiades Morales Flores todo su apoyo recibido para hacer una carrera política y le deseo el mayor éxito como representante de México en Costa Rica.

lunes, 15 de mayo de 2017

Día del Maestro, Tiempos de un Nuevo Modelo Educativo

Alberto Jiménez Merino
                                              Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


Como se ha realizado desde el año 1918, este lunes 15 de Mayo, alrededor de 1 millón 599 mil maestros, en más de 240 mil escuelas de México, serán festejados por sus alumnos, padres de familia,  autoridades y por todos nosotros quienes nos debemos a sus enseñanzas.  

¡Gracias maestros!, es lo menos que podemos decir a quienes con gran pasión, vocación y entrega (aunque varios sin ninguna), nos enseñaron y formaron en nuestro paso por las aulas. Todos recordamos y reconocemos a quien cambió el curso de nuestra vida con la orientación precisa, con el impulso para seguir adelante cuando en nuestro horizonte no había ninguna expectativa.

También recordamos a quienes, por su falta de vocación, conocimientos y didáctica fueron un obstáculo en nuestra formación, y aunque son los menos, nunca faltan y hasta llegan a ser necesarios. Formar personas, educar al niño para no castigar al adulto, no ha sido nunca una tarea fácil.

Todos, invariablemente, criticamos al maestro y solo dejamos de hacerlo cuando nos toca desempeñar esa gran y noble responsabilidad, de igual forma que veo como muchos criticamos al gobierno, o a cualquier otra función pública o privada desconocida, hasta que nos toca desempeñarla. Solo así cambia nuestra visión de las cosas. 

Hace algunos años, tuve la fortuna de ser profesor de la Universidad Autónoma Chapingo. En ese entonces ingresé a un plan de formación de profesores impulsado por Roberto Domínguez Castellanos, entonces Director de la Escuela de Zootecnia,  hoy Secretario de Educación Pública del Estado de Chiapas.

Sin embargo, mis comienzos como docente fueron sin ninguna experiencia previa, mis conocimientos eran solo de los libros y cursos previos en un tiempo en donde el maestro debía saber todo y el alumno solo recibía información. Creo que aún cuando han pasado algunas décadas, esta modalidad sigue aplicándose como la conocí. En ese entonces, solo bastaba con que los alumnos dijeran que no sabías lo que les enseñabas para que pudieran solicitar tu cambio. Actualmente sucede lo mismo.

En  mi propia experiencia, el preparar una clase de hora y media siempre me costó al menos 3 horas de integración de información, actualización y búsqueda de material para hacer una buena clase. Para tener autoridad moral, me dediqué a la investigación y así tener información propia. No sabría decir si lo logré. Pero siempre lo hice con una gran pasión al desempeñar uno de los trabajos más mal pagados del país.

Después de varios años de egresado, veo que  siguen haciendo falta en el sistema educativo nacional políticas públicas para ayudar a los niños y jóvenes a conocer sus talentos y como desarrollarlos, una real orientación vocacional, conocer los recursos naturales que los rodean, educación cívica, educación alimentaria, educación ambiental y educación financiera.

Actualmente, hace falta una política educativa  que ayude a nuestros niños y jóvenes a convertirse en líderes, a convertirse en personas con una personalidad y carácter bien definidos, con capacidad para expresarse y con una gran capacidad para escuchar. Líderes que sepan que competir contra sus compañeros es algo innecesario e inútil porque la verdadera competencia es contra uno mismo.

Según Esteban Bullrich, Ministro de Educación de Argentina citado por Branislav Babaic, profesor investigador y especialista  del Centro de Negociación de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, un niño hoy puede esperar cambiar de trabajo al menos siete veces en su vida y cinco de esos trabajos aún no existen. La velocidad de los cambios tecnológicos está poniendo en tela de juicio el sistema educativo mundial que ya muestra síntomas de deterioro como por ejemplo, la alta tasa de desempleo juvenil a nivel mundial.

De acuerdo con Babaic, existe una desconexión entre la realidad laboral y  lo que se enseña en la educación superior, producto de la poca interacción entre el mundo académico y el laboral. Las instituciones educativas no están anticipando adecuadamente el conjunto de competencias que se están demandando en el ámbito laboral, por lo que estamos preparando profesionistas poco pertinentes.

El mismo autor señala que hay 6 inteligencias que no se desarrollan adecuadamente durante la secundaria. De las 8 existentes según Howard Gardner,  investigador del análisis de las capacidades cognitivas y creador de la teoría de las inteligencias múltiples, el sistema educativo solo se basa en dos, lógico-matemática y lingüística. La imaginación es lo menos utilizado por las personas.

Ante estas circunstancias, el nuevo sistema de enseñanza debe potenciar un conocimiento más personalizado, que propicie la indagación sobre la memorización, la reflexión sobre la mecanización, la colaboración por sobre la competencia y la búsqueda de propósito por sobre la acumulación de títulos.
Mario Benedetti escribió: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas”.

¡Feliz día del Maestro!

lunes, 8 de mayo de 2017

Zeolitas y el tratamiento de aguas residuales en México

Alberto Jiménez Merino
Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


En México, el 80 por ciento de la contaminación ambiental se deriva de actividades humanas como la urbanización, servicios e industria. De acuerdo con la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el 78 por ciento de las aguas residuales municipales y 80 por ciento de las industriales se vierten en espacios naturales sin tratamiento. 

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), señala que las pérdidas anuales causadas por daños al ambiente equivalen a 10.6 por ciento del producto interno bruto (PIB), es decir, un poco más 640 mil millones de pesos. 

El destino inmediato del agua residual proveniente de casas-habitación, granjas, industrias, baños públicos, beneficiadoras de café, mercados en comunidades urbanas y rurales con drenaje, generalmente es el lecho de barrancas, arroyos, ríos, lagos, lagunas y canales. Tan solo la carga orgánica generada anualmente por la industria en nuestro país asciende aproximadamente a 6 millones de toneladas. 

Los impactos más importantes de las aguas residuales se presentan sobre la agricultura, ganadería, pesca y turismo, así como también sobre la salud de las personas, principalmente en afectaciones de la piel y vías respiratorias, en la aparición de fauna nociva y en la invasión de cuerpos de agua por vegetación acuática. Aunado a esto, los malos olores en las comunidades en donde hay aguas negras, especialmente en las horas frescas de la madrugada, son inaguantables y la presencia de mosquitos al atardecer es, en varios casos, insoportable. 

El problema fundamental del tratamiento de las aguas residuales está relacionado en gran medida con el costo de la tecnología en cuanto a construcción y operación. Tan solo el consumo anual de electricidad para el tratamiento residual de aguas en los municipios es equivalente a la nómina de la policía. Y esto es sin duda, una de las razones por las que solo funcionan cerca de 800 plantas de tratamiento de un total de mil 100 existentes en México. 

En Puebla, en su zona metropolitana, de las 22 plantas construidas, solo 18 se encuentran en operación y las demás no se ve para cuando lo hagan. Mientras tanto, el rio Atoyac sigue recibiendo todos los desechos de Tlaxcala y Puebla lo que pone en riesgo la salud de miles de familias. 

Ante estas circunstancias pareciera que los únicos que han ganado en la construcción de plantas de tratamiento tradicionales son los funcionarios que contratan las obras, los proveedores de materiales de construcción así como las empresas constructoras. 

Es tan arraigado el interés por construir plantas de tratamiento con el método tradicional, que no se ha dado oportunidad a conocer otras opciones más baratas, prácticas y funcionales. 

De acuerdo con el texto Alternativas de tratamiento de aguas residuales (Noyola, Vega, Ramos y Calderón, 2000), el principal objetivo del tratamiento de aguas residuales es producir un afluente que pueda ser descargado sin producir daños al medio ambiente y los contaminantes puedan ser eliminados por medios físicos, químicos y biológicos. 

Las zeolitas, según Miguel Ángel Hernández Espinosa, investigador del Instituto de Ciencias de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (ICUAP), son rocas de origen mineral, de las cuales hay 206 tipos ubicadas en aproximadamente 30 yacimientos del territorio mexicano. Estas se aplican en medicina, agricultura, petroquímica e industria atómica y, son además, una gran opción para el tratamiento de aguas residuales por su capacidad de intercambio iónico. 

En este tema el ICUAP ha diseñado y probado una planta de potabilización química y bacteriológica de agua empleando zeolita, procedente de los yacimientos de Tehuacán. 

El prototipo elimina el filtro rápido de arena-sílice y el filtro suavizador utilizados en las plantas convencionales y así, el filtro zeolítico permite remover sólidos suspendidos, amonio y cationes de metales pesados produciendo un mejor efluente que al paso por el filtro de carbón activado y por el sistema de lodación, se obtiene agua de mejor calidad (Ordóñez, Pérez y Hernández, 2003). 

El uso de zeolitas permite crear un sistema de tratamiento de aguas residuales altamente efectivo y de más bajo costo en el mercado. El aumento o disminución de la carga de contaminantes no lo afecta. Este puede ser de tipo modular con capacidad de crecimiento según las necesidades, no genera olores, es portátil y requiere de muy poco espacio. El agua de salida tiene una remoción de contaminantes entre 95 y 98 por ciento. 


Bajo este contexto es imperante que, sea por el método que sea, el que mejor se adapte a las condiciones locales, urgentemente se revierta la contaminación que provoca las aguas residuales las cuales están acabando con las especies acuícolas y amenazándola salud de las presentes y futuras generaciones.

lunes, 1 de mayo de 2017

Buenavista, Restitución de Tierras y Políticas Agrarias en México

Alberto Jiménez Merino
Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas


El 30 de abril de 1912, de acuerdo con el Plan de Ayala, firmado en Ayoxuxtla, Huehuetlán el Chico, en el estado de Puebla, se llevó a cabo por el General Emiliano Zapata la primera restitución de tierras a los campesinos en Buenavista, Ixcamilpa de Guerrero.

Gran parte de los 103 millones de hectáreas ejidales y comunales, de 31 mil 480 núcleos poblacionales pertenecientes a 3 millones 100 mil sujetos agrarios, es decir, un 53 por ciento del territorio nacional, son tierras de poco valor para cultivos y actividades productivas tradicionales.

Sin embargo, tienen una gran importancia económica por su riqueza natural: plantas, animales, masas de agua, playas, pesca, minerales y bellezas naturales de gran potencial para el turismo en sus diversas vertientes.

El reparto agrario tardó varias décadas; pese a ello, en estas superficies se ha desarrollado ya infraestructura hidráulica además de que para que exista un mayor crecimiento en los ejidos se creó el Banco Ejidal, posteriormente el Banco Rural y actualmente se cuenta con la Financiera Nacional de Desarrollo. Asimismo, desde el año 1970 se aceleró el proceso de restitución de tierras, terminando en 1994 para dar paso a la regularización a través del Programa de Certificación y Delimitación de Tierras Ejidales (PROCEDE).

No obstante los esfuerzos de los tres órdenes de gobierno, el desarrollo de los ejidatarios y comuneros todavía adolece de apoyos, explicando su carencia,  porque el proceso de regularización ha requerido de mucho tiempo y atención de los representantes y autoridades gubernamentales, pero también porque no se dispone de instrumentos informativos útiles que permitan hacer un plan de trabajo para impulsar el desarrollo de los ejidos o las comunidades agrarias.

Los ejidatarios y comuneros viven en condiciones de pobreza y marginación sin conocer la riqueza y el potencial productivo con que cuentan. Las actividades productivas de autoconsumo con muy bajos rendimientos, el pastoreo incontrolado, la recolección, caza y pesca con una tendencia fuertemente extractiva que deteriora gravemente los recursos naturales, son actividades cotidianas.

La problemática general de los ejidos y comunidades, se caracteriza por la baja escolaridad y avanzada edad de los sujetos agrarios, tierras de temporal de poca aptitud productiva para la agricultura y ganadería, baja producción y mucho deterioro ambiental, poca tecnificación y mucho tradicionalismo, escasos apoyos en capacitación y asistencia técnica, terrenos accidentados de topografía irregular, entre otros. En dos terceras partes de los núcleos agrarios, los jóvenes ya no se están integrando a las actividades del campo y se carece de asistencia técnica y capacitación.

Ante un panorama así, no podemos seguir solo con conmemoraciones, discursos, guardias de honor, coronas para el General Zapata o cabalgatas. Requerimos de impulsar políticas públicas que atiendan las necesidades agrarias de fondo con mayor conocimiento de la realidad y una gran voluntad de servir a este sector casi abandonado.

Requerimos gobiernos y gobernantes más cercanos a las necesidades sociales, que son, para la mayoría, de sobra conocidas.

Y, para ser consecuentes con la crítica, en mi trabajo por Puebla me propuse, junto con un equipo de especialistas, llevar a cabo un estudio en el estado a fin de elaborar una ficha técnica de cada uno de los más de mil núcleos agrarios que existen a través de los 217 municipios, cuya función sea la de una radiografía que ayude a los representantes ejidales y comunales a elaborar un plan de trabajo así como a tomar mejores decisiones en favor del desarrollo de los sujetos agrarios y sus familias.

Cada ficha contiene información sobre los recursos naturales existentes, las actividades productivas actuales, los problemas de la producción, los problemas del ambiente, lo que se podría producir, principales acciones de mejora productiva y ambiental y, un plan de acciones de capacitación y asistencia técnica, para que el desarrollador ejidal y prestador de servicios técnicos no llegue como hasta ahora a preguntar qué hacen y qué problemas tienen.

En Buenavista, sí, allí en donde Zapata realizó el primer reparto agrario en el país, se siembra maíz, sorgo, jamaica, calabaza y ajonjolí; se crían bovinos, caprinos y ovinos y, pese a ello, el desarrollo socioeconómico es muy limitado. La  problemática principal es la falta de maquinaria, altos costos de insumos, baja calidad genética del ganado y cultivos, falta de alimento para animales y problemas de comercialización. Asimismo, existe una marcada erosión de los suelos, escasez de agua en los terrenos de agostadero, sequía y deforestación. Esta región cuenta con más de 12 mil hectáreas por las que atraviesa el Río Tlapaneco, además de encontrar en su orografía, cerros con fauna y minerales que forman parte de sus recursos.

La ficha de Buenavista y de mil ejidos más que se encuentran en el estado de Puebla se pueden consultar en www.jimenezmerino.mx.

Con base en todo lo anterior puedo afirmar que necesitamos contar con verdaderas políticas públicas que nos permitan atender de mejor manera al ejido mexicano.